Conjunto Tipico Eduardo Arolas
Orquesta Eduardo Arolas
Arriba Julio González(violín) y el "Tano" Spósito(bandoneón).
Centro: José María Rizzuti(piano), José Quevedo (bandoneón) y Julio De Caro (violín)
Abajo:Rafael Tuegols (violín),Eduardo Arolas (bandoneón) y Admiral (violoncello)
Foto año 1918 en El parque Rodo de Montevideo
Eduardo Arolas
Eduardo Arolas en 1910
Orquesta Eduardo Arolas
Arriba Julio González(violín) y el "Tano" Spósito(bandoneón).
Centro: José María Rizzuti(piano), José Quevedo (bandoneón) y Julio De Caro (violín)
Abajo:Rafael Tuegols (violín),Eduardo Arolas (bandoneón) y Admiral (violoncello)
Foto año 1918 en El parque Rodo de Montevideo
Eduardo Arolas
Eduardo Arolas en 1910
Biografia I
AROLAS, Eduardo. (Nombre de familia: Lorenzo Arola). Músico. Bandoneonista. Guitarrista. Director. Compositor.
Como Evaristo Carriego y Carlos de la Púa —entre los poetas—, Gabino Ezeiza y José Betinoti —entre los payadores milongueros—, Ángel Villoldo, Carlos Gardel y Enrique Santos Discépolo —entre los hombres de tango—, su nombre, su bandoneón, sus tangos y su romántico semblante, digno de haber sido recreado acaso, por algún pequeño Tirso criollo, alumbran en la constelación mitológica del Buenos Aires popular. Musicalmente compartió con Roberto Firpo, Vicente Loduca, Celestino Ferrer y la Orquesta Típica Select, la consolidación de la estructura instrumental del tango entre 1915 y 1920, conforme lo testimonian sus grabaciones de los tangos De vuelta y media, Comme ii faut y El jaguar realizadas en 1918 para la casa Victor. Continuador de la evolución bandoneonística despuntada por Maglio, Greco, Bernstein y Spósito, fue —a su vez dentro de sus aún limitados medios— precursor de las grandes escue-las que encabezadas por Pedro Maffia, florecerían desde 1920. Su presencia de intérprete sobre los palcos de cafés y cabarets, contribuyó a perfilar definitivamente la imagen emocional del hombre del bandoneón en toda la dimensión espiritual de actitud, de aspecto y de ademán que consagraría casi treinta años después a Aníbal Troilo. Su mayor riqueza artística la volcó en su obra de compositor. Talento innato para la invención musical, fue una verdadera fuente de ideas. A la fecundidad asombrosa, unió un constitutivo instinto de la belleza. Tangos como El Marne, Viborita, Suipacha, La trilla y La cabrera están en la primera línea en cuanto de hermoso y de importante se ha ofrecido en su género.
Temperalmente afín con la corriente de compositores que, en otros estilos, nutrieron las figuras de Bardi, Posadas, Canaro, De Leone, Martínez, sus temas recogieron inequívocamente el influjo anímico y emocional del tango de la frontera ciudadana, identificado él mismo por origen y por formación, con los criollos ambientes del sur porteño. Reminiscencias de música campesina hay en Una noche de garufa, en Alice y en La guitarrita, entre otros. En algunos de sus tangos prevalecieron las ideas de contenido rítmico, como en Catamarca y en Comme il faut. En otros dominaron las concepciones más melódicas; así en Maipo, Mishiadura y No. Ciertas páginas suyas encierran, armoniosa y sólidamente encadenada, toda una sucesión temática de cambiante configuración como se advierte en La Cachila, acaso el más representativo de sus tangos. Nació en Buenos Aires —Barracas al Norte— el 24 de febrero de 1892 en la calle Vieytes 1048, según el historiador Enrique H. Puccia. Hijo de Enrique Arola y de Margarita Sauris —inmigrantes franceses— aprendió la concertina primero y la guitarra —bajo la influencia de Enrique su hermano mayor— a pura punta de intuición. Ayudado por su natural sensibilidad artística, alternó su vocación de músico—que orientó el maestro de banda Bombich— con trabajos de dibujante y de decorador. Por los cafés y las calles de su barrio natal en compañía de los también jóvenes vecinos Luis y Arturo Bernstein, Luis Catalán, Eustaquio Urruzún y Luciano Ríos, integró —como guitarrista— rondallas serenateras y pequeños conjuntos de fugaz actuación en el café de Suárez y Universidad.
Hacia 1906 se inició con el bandoneón instrumento que aprendió a tocar por su propia cuenta. Durante 1909 actuó en el almacén de Olavarría y España y en el café Una Noche de Garufa, de Montes de Oca 1681, al cual dedicó su tango Una noche de garufa, el primero que compusiera. Al año siguiente inició sus presentaciones en los cafés con camareras en La Boca, culminando en 1911 su etapa de fogueo en el café La Turca, de Necochea y Pinzón con Leopoldo Thompson (guitarra) y Eduardo Ponzio (violín). Hizo por entonces su primer viaje a Montevideo, donde le correspondió inaugurar el café Yacaré de la calle homónima, en el barrio portuario y a su re-greso en Buenos Aires, para actuar en el café T.V.O., de Montes de Oca 1786, integró un trío con Agustín Bardi (piano) y Tito Roccatagliata (violín). Con éste —alternándose con Eduardo Monelos—, con el flautista Astudillo y la guitarra de nueve cuerdas de Emilio Fernández, y ya en camino de su popularidad, durante 1912 pasó a La Buseca, de Avellaneda, y al café de Piedras y Cochabamba, en San Telmo. A principios de 1913 juntamente con Tito Roccatagliata fue requerido por Roberto Firpo, contratado éste por el Armenonville palermitano y posteriormente por el café El Estribo y el cabaret L'Abbaye. Al año siguiente, sin dejar su plaza en la de Firpo, formó la orquesta que con diferentes integraciones, lo llevaría al definitivo triunfo. Juan Carlos Cobián (piano), Tito Roccatagliata y Atilio Lombardo (violines) le acom-pañaron cuando debutó en el cabaret Montmartre, de Corrientes 1436. Y fueron Roberto Goyeneche (piano), Julio De Caro y Rafael Tuegols (violines) y Luis Bernstein(contrabajo) —luego Manuel Pizarro como bandoneón segundo— quienes le secundaron cuando en 1916 se presentó simultáneamente en el café Botafogo y en los cabarets Tabarín y Royal Pigall. Lo hizo más tarde en el café Apolo e incorporando a José María Rizzuti como pianista y a Genaro Spósito como segundo bandoneón, más José Quevedo como tercero —éste se agregó ya en Montevideo— animó los bailes del Teatro Casino (luego Artigas) de Andes y Colonia. Radicado en el Uruguay desde entonces fue sucesivamente atracción en las "pensiones", en el cabaret Moulin Rouge, en los cafés Welcome y Tupí Nambá y en las veladas danzantes del Teatro Solís durante los carnavales de 1920.
Luego de una fugaz reaparición en Buenos Aires, afectado por un profundo quebranto espiritual, se embarcó a principios de 1922 en el vapor "Lutetia" rumbo a Francia. Regresó transitoriamente, para partir luego de modo definitivo. En París impuso exitosamente su forma de ejecución y sus tangos, tocando en el Cabaret Parisién, en el Ermitage, en el Ours y en el café de la Rué des Abesses de Montmartre. Según todas las referencias, fue asesinado por un macró. Dejó de existir a las 23.30 del lunes 21 de setiembre de 1924 en el hospital Bichard, de París. Además de los tangos ya citados, compuso: Lágrimas, Nariz, Cardos, Temperley, El rey de los bordoneos, Dinamita, Place Pigall, Derecho viejo —con letra de Baldasarri—, Taba calzada, Qué querés con esa cara —con letra de Contursi padre—, El chañar, Fuegos artificiales, Bien tirao, Adiós Buenos Aires, Anatomía, El guachito, Araca, Rocca, Bataraz. La música popular lo ha evocado en los tangos Arolas y El tigre del bandoneón, de Julio De Caro; El fueye de Arolas, de Laurenz y Marcó; Se llamaba Eduardo Arolas de Cadícamo y D'Agostino. En el cine con Derecho Viejo en 1951, película dirigida por Romero en la cual fue encarnado por el actor Juan José Míguez. En el teatro con El Patio de la Morocha, de Cátulo Castillo y Aníbal Troilo, sainete lírico en el cual su presencia legendaria fue asumida por "Pichuco". Horacio Ferrer
Biografia II
Año 1891 - Llegan de la lejana Perpingnan, como tantos inmigrantes, el matrimonio formado por Enrique Arola y Margarita Saury, traían con ellos a su hijo José Enrique de 5 años.
Venían en la búsqueda de la Tierra Prometida, y escapaban de la hambruna de la vieja Europa.
Lograron alquilar una pieza en un conventillo del barrio de Barracas, situado en la calle Salta 3678.
Año 1892 - Nace otro hijo, al que le pusieron de nombre Lorenzo, fue el 25 de febrero de ese año. Eran épocas duras para los inmigrantes, dado que Buenos Aires estaba siendo poblada incesantemente y todos demandaban trabajo, donde era mucha la oferta y poca la demanda.
Sin embargo, Enrique, único sostén de la familia, trabajaba de mozo en un viejo bodegón de la zona de Barracas, con el objetivo de tener, en un futuro, su propio bodegón.
Fueron pasando los años y cuando el pequeño Lorenzo tenia ocho años, su hermano de 13 años, que tenia una vieja guitarra le enseña los primeros pasos rasgando las cuerdas y sacando un sonido rudimentario que cautivó a su hermano menor. Para ese entonces su padre había adquirido una almacén y despacho de bebidas y los hijos colaboraban con el, donde en los ratos libres el jovencito Lorenzo hacia las delicias de los clientes, dado los avances que había logrado con su guitarra.
Su padrino lo rebautizo con el nombre de Eduardo y empezó a trascender entre los parroquianos de todos los bodegones de la zona, quien querían ver a ese niño prodigio, que se perfilaba como una promesa musical..
En otro boliche de La Boca, había un bandoneonísta llamado Ricardo González, de sobrenombre "Muchila" y el jovencito se acercó con su guitarra a conocerlo. Cuando el chiquilín vio el bandoneón y los sonidos quejumbrosos que su dueño le sacaba, se produjo un flechazo entre el joven Eduardo y este instrumento.
A su vez, lejos estaba de pensar el bandoneonísta González que seria la persona que descubriría todo el talento oculto del que estaba dotado el joven, porque el lo animó a aprender lo que el podía enseñarle. Se trataba de autodidactas dado que raramente había profesores de música en el ambiente. La mayoría de los músicos de la época, eran orejeros, es decir no leían música, sino que sus oídos afinados captaban inmediatamente los matices de la música y lo demás estaba en la creación de cada individuo, donde muchos tenían cierto virtuosismo para componer.
Si bien con el tiempo el pequeño Arolas tomó lecciones de teoría y solfeo durante 3 años, con el profesor de música José Bombig, jamás aprendió a leer música.
El padre, al ver la vocación de su hijo, le compra un bandoneón usado y eso motivó que el dúo que habían formado, alumno y maestro, con González, se disolviera.
Quince años tenia Arolas cuando decide perfeccionarse en la técnica de tocar tan difícil instrumento.
Había para ese entonces otros jóvenes, eximios ejecutantes del bandoneón, que habían sido enseñados por "El Pardo Sebastián", el primer maestro del instrumento.
Por ejemplo un tal Zambrano lo formó a Juan Maglio "Pacho", Vicente Greco "Garrote" había sido el maestro de Ricardo Gonzalez "Muchila", a su vez enseñaban a otros postulantes, por ejemplo Juan Maglio llamado "Pacho" a su vez él también fue el maestro de los hermanos Pizarro, que en la década de 1920 tenían la supremacía como ejecutantes del bandoneón, en la noche parisina.
En la década de 1910, florecieron muchos bandoneonistas que se esforzaban por destacarse para disputar quien era el mejor, mas este joven talento a través de sus composiciones de un nivel rítmico de excepción, fueron el detonante para que fuera reconocido por sus colegas como el genio del bandoneón .
A partir de allí lo empezaron a llamar "El Tigre del Bandoneón", autor de este acertado mote fue Francisco Canaro, (según el querido maestro Gabriel Clausi).
Además, Eduardo Arolas había heredado de sus padres el buen gusto para vestir, siempre elegante, traje con chaleco, manos enguantadas con anillos sobre los mismos, sombrero de ultima moda y bastón, un autentico gentleman.
Comenzó su carrera en los distintos cafés de la Boca, situación que le permitió juntar ahorros y comprar un café en Barracas, al que lo llamó "Una noche de Garufa", e hizo un tango del mismo nombre que le dedicó a Prudencio Aragón (el Yony), excelente pianista, compañero de su formación orquestal.
Su estilo incomparable de tocar el fuelle, sería el arma mas importante en lograr una convocatoria permanente en todos los lugares donde actuara.
Fue suceso en el famoso café La Turca con Leopoldo Thompson, y Ernesto Ponzio, (alias el pibe Ernesto). Y comienza a grabar sus primeros discos.
Viaja a a Montevideo actuando en el flamante café Yacaré, a su retorno es invitado en el café T.V.O. a actuar, para lo que forma un terceto y convoca a otro joven brillante al piano, llamado Agustín Bardi, y como violinista a Tito Roccatagliatta.
Si bien dejó infinidad de piezas grabadas, como no las pasaba a las partituras, muchas se perdieron, lamentablemente. dado que el no leía música.
Esto que parece increíble, era la realidad: privilegiaba la ejecución mas no la escritura musical. Año 1912 - Su conjunto se había impuesto entre el publico porteño, los cafés se lo disputaban, el café La Buseca, L'Abaye, entre otros...
Año 1914 - Llegó la hora de sorprender a los asiduos concurrentes del templo tanguero, el Armenonville, clientes de una elite permanente gente distinguida, allí lo hizo con el violinista Tito Roccatagliatta y con Roberto Firpo al piano.
Ya tenia luz propia, la gente de la sociedad que aceptaba el tango le había dado el visto bueno.
Año 1916 - Es contratado por el Cabaret Montmartre, y también en otros cafés como el Botafogo y el Royal Pigalle. Graba ese mismo año un solo de bandoneón para el sello Odeón.
Año 1917 - Se presenta en el Café Apolo con un rotundo éxito, dado que como músicos invitados el convocaba a los mas destacados interpretes de instrumentos como piano, contrabajo, violín, entre ellos podemos recordar a Juan Carlos Cobian, Rafael Tuegols, Julio De Caro Luis Ricardi, Luis Bernstein.
Pero la felicidad completa no existe. A pesar de que era muy requerido en amores por hermosas mujeres, se enamora perdidamente de una de ellas y, pasado un tiempo, ella lo abandona y lo sumerge en una gran depresión que lo encamina al alcohol como para ahogar esa pena.
Lamentablemente debemos decir que este vicio lo atrapa de tal forma, que lo convierte en un alcohólico empedernido.
Año 1920 - Viaja nuevamente al Uruguay y anima los carnavales del Teatro Solis de ese año en la vecina orilla, y además los cabarets y la noche de Montevideo le hacen olvidar sus penas de amor.
Cuando regresa a Buenos Aires, conoce a Alice, se enamora de la bella joven y la invita a viajar a Europa con él. Como prueba de amor le dedica un tango milonga con el nombre de la misma, "Alice".
Año 1921 - Retorna al país y viaja inmediatamente al Uruguay, como queriendo huir de la noche porteña, donde sufrió el desencanto pasado que se asemejaba a una espina clavada en el corazón, no podía olvidar la traición, causado por una mujer.
Se tejieron distintas historias de este drama pasional, donde algunos comentaron que el hermano no era ajeno al mismo, y eso agravaría su dolor, dado el cariño que el sentía por su hermano mayor. Con su actitud provocó una gran defraudación sentimental.
Año 1922 - Destruido espiritualmente, inconsolable a pesar de toda su gloria como músico, se embarca a Europa en el vapor Lutetia, sin pensar que jamás retornaría vivo a Buenos Aires.
Su destino era inevitablemente la noche parisina, donde arribò con toda su gloria.
Fue muy grande el reconocimiento hacia ese hijo de franceses, similar a lo que en años posteriores (1928), recibiría un nacido en Tolouse - Francia como figura relevante de la canción en el Rio de la Plata, nos referimos a Carlos Gardel. No obstante su deterioro físico, causado por la bebida, cada actuación suya en lugares prestigiosos como el Cabaret Parisien o el Hermitage provocaban un lleno total donde el publico le brindaba todo su cariño y reconocimiento.
Era una figura distinguida, de buena posición económica, pero víctima de un vicio incurable, como el alcoholismo, que minó su organismo.
El 13 de septiembre de 1924, y sufriendo una comprometida enfermedad en sus pulmones, fue internado en el hospital Bichat de Paris.
El día 29 de ese mes su corazón dijo basta. El tango perdía uno de sus máximos exponentes, tenia apenas 32 años.
Ciento veinte temas de extraordinaria belleza musical fueron su legado, entre los que se destacan, Derecho Viejo, El Marne, Comme il fault, La guitarrita, Catamarca, La cachila, Lagrimas, Fuegos Artificiales, y una joya desconocida por muchos titulado Volcán.
Las opiniones de periodistas y colegas son el mejor argumento para sostener que Arolas fue por lejos el mejor bandoneonista de todos los tiempos.
¿Que lo hacia distinto a los demás...? le preguntaron en cierta oportunidad a Maffia; "...la ejecución de Arolas era brillante, enérgica... tocaba el tango muy sencillo, sin variaciones, muy matizado y colorido".
Dijo Julio De Caro, "fue un ejecutante magistral, el creador del rezongo y el fraseo, componía bien con una lozanía y una vigencia que han perdurado con los años. Sus tangos son como las óperas: se mantienen a través de los años. Fue el inventor de los ligados y los rezongos en la ejecución.
El maestro Gabriel Chula Clausi me comentó en oportunidad de hacerle una nota, a propósito de las virtudes de Arolas, que fue superior a todos, de estilo muy tanguero, muy milonguero, dominaba el instrumento como no lo hacía nadie. Los fraseos octavados son invento de él... le dio al tango la transformación del 2x4 al 4x8, fue su reflexión...
No debemos olvidar que en la década que Arolas comenzó su carrera musical tuvo que competir con personajes de la talla de Arturo Bernstein, Augusto P. Berto, Juan Maglio (Pacho), bandoneonistas; o Roberto Firpo, José Martínez, Agustín Bardi, Prudencio Aragón, Arturo De Bassi (pianistas), Francisco Canaro (violinista), que también fueron autores de composiciones notables.
Todos ellos terminaron reconociendo que la obra musical de Arolas era muy superior a lo que ellos hicieron.
Además, es notable la coincidencia de opinión de los músicos de todas las épocas que interpretan tango, con respecto a la personalidad de Eduardo Arolas, a tal punto que la comparan, junto a Carlos Gardel, como las máximas figuras que dieron fundamento a aseverar que ningún país puede exhibir una identidad musical mas relevante que lo que originó el Tango. A pesar de los años transcurridos, cuando se habla de Tango es hablar del suceso cultural mas significativo que produjo el Río de la Plata, concretamente es pensar en Buenos Aires como la cantera que dio origen a esta música incomparable.
Fuente: Oscar Mármol - Historiador -29 de septiembre de 2007 -Extraído de Tango y Cultura Popular