Miguel Calo con su orquesta en 1934
Armando Pontier, Domingo Federico, Enrique Francini y Miguel Calo en 1940
Miguel Calo en 1934
Miguel Calo en 1960
En 1931 hizo otra breve incursión por el extranjero, esta vez Norteamérica, de donde fue requerido por Fresedo. De vuelta continuó como director ahora por Radio Splendid. Los solistas Raúl Kaplún (violín), Miguel Nijenshon (piano) y Carlos Dante (vocalista) colaboraron con él en este período de su trayectoria cuando comenzó a registrar sus versiones para la casa Odeón sobre arreglos de Argentino Galván. Su primer disco: No vale la pena y Tú eres para mí (1934); luego siguieron: Si volviera Jesús, Nostalgia, Dulce amargura —con su hermano Roberto Caló en algunos estribillos—que fueron, entre otros, interpretaciones bien representativas de ese momento suyo.
Su estilo muy sobrio derivaba en lo fundamental del de Fresedo y alcanzó fisonomía definitiva al ingresar paulatinamente a sus atriles los jóvenes elementos que él supo recoger inteligentemente, entre los de la Generación del Cuarenta: Domingo Federico, Carlos Lázzari, Armando Pontier, Eduardo Rovira, (bandoneones), Enrique Francini(violín), Héctor Stamponi y luego Osmar Maderna (piano), Raúl Berón, Alberto Podestá, Raúl Iriarte, Jorge Ortiz (vocalistas). La sucesión encadenada de solos instrumentales y vocales y la jerarquía del repertorio —nutrido en lo capital por los propios hombres de su agrupación— fueron característica de su labor en interpretaciones como Un crimen, Dos fracasos, Al compás del corazón—verdadera piedra de toque ésta, para eltriunfo del conjunto—, Qué te importa que te llore, Cuatro compases, Margo, Mañana iré temprano, Mi cantar, entre los cantables; y La maleva, Elegante porteñita, A Martín Fierro, Saludos, Sans Soucí, Tierra querida, entre las instrumentales. Posteriormente, alternaron junto a su batuta Miguel Nijenshon —por segunda vez en piano y arreglos— Julián Plaza, Simón Broitman, Tito Besprobán y los vocalistas Roberto Mancini, Raúl Garcés, Félix Ocampo, Alberto Morel, Roberto Rufino —varias veces—, Luis Tolosa, Horacio Deval, Mario Corrales, Juan Carlos Rolón, Alfredo Dalton, Juan Carlos Fabri, Ricardo Blanco, Raúl Ledesma, Roberto Arrieta, Carlos Roldán, Carlos Barbé, Miguel Martirio, Roberto Luque, Carlos Vázquez, Tito Reyes y las cancionistas Ada Gálvez, Manina Ibar y Chola Luna; para registros especiales, Alberto Marino y el cantor chileno Lucho Gatica. En diferentes ocasiones actuó en Uruguay, Brasil y ciudades del Pacífico. En 1961, con Pontier, Francini, Federico, Berón, Podestá y Trípodi—éste en el lugar del desaparecido Maderna— reconstituyó su alineación del cuarenta, ofreciendo un exitoso ciclo por Radio El Mundo, extendido a los discos Odeón, a cuyo elenco perteneció por más de treinta años. Su obra de compositor arranca de la primera época de su trayectoria con los tangos: Va pa' viejo, Campaníta de oración, Milonga porteña, Ternuras, Todo es mentira, Mi gaucha, Garabito. Dio a conocer más tarde, entre otros tangos de gran divulgación, Sí yo pudiera comprender, Me llamo Anselmo Contreras, Dos fracasos, Qué te importa que te llore, Jamás retornarás, Cómo fe digo ala vieja, Qué falta que me hacés, entre los cantables, y Disco rayado para orquesta. Falleció el 24 de mayo de 1972.
Por Horacio Ferrer
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