Nina Miranda con La orquesta de Donato Racciatti
Su aparición en Buenos Aires en 1956 la descubrió para el gran público argentino, era una época de grandes orquestas y voces.
Nina es una de las únicas cancionistas uruguayas que teniendo un gran suceso en su país, obtuvo otro similar en Buenos Aires.
Siempre cuento que su vida es una película, y esto está escrito en sentido totalmente literal. Corría 1939, y Libertad Lamarque era la más popular de las cancionistas con sus tangos y sus películas. En Montevideo se anunciaba el estreno de “Puerta cerrada”, quizá el mayor y mejor drama que filmó Lamarque en su carrera. En el film, el nombre de la protagonista era Nina Miranda, una cantante de tangos que sufre por un amor imposible.
Aquella tarde, Nelly María Hunter y su madre fueron al cine. Al salir la niña de 14 años le dijo “el día que yo sea artista voy a adoptar el nombre que usó Libertad en esta película”. Pasaron no más de tres años cuando la joven, ya con aptitudes de cantante, es contratada para una orquesta de señoritas, ahí apareció aquel nombre premonitorio NINA MIRANDA.
Con aquel grupo de señoritas llamado “las golondrinas”, cantó en todo el Uruguay y también en giras por Brasil. Después, en las orquestas montevideanas Francisco Reinares, Emilio Pellejero, Roberto Lurati y Juan Cao, con quien comenzó a grabar discos.
En 1952, y por una casualidad, Nina Miranda pasó por los estudios de grabación Sondor (el único sello grabador importante de esa época en el Uruguay) y estaba grabando la orquesta de Juan Esteban Martinez. El director, a quien apodaban “Pirincho”, le dijo a Nina “…llegás justo, acá hay una mina que pusieron y no da pie con bola, te animás a grabar el tango Maula”. Aquella improvisada interpretación grabada en media hora se transformó en un suceso impresionante. Las radios pasaban el disco y descubrían a esta cancionista con todo su talento. Fue tal el éxito que la llamó para cantar en su orquesta el bandoneonista Donato Racciatti, que dirigia la agrupacion uruguaya más popular de los años cuarenta y cincuenta.
La etapa Nina-Racciatti es gloriosa, sus discos se venden en Uruguay y Argentina con los tangos “Gloria”, “De tardecita”, “Vencida”, “Sin estrellas”, y el estreno de “Tu corazón”.
A principios de 1956, el famoso periodista Augusto Bonardo la contrata a Nina para actuar y grabar en Buenos Aires con su propia orquesta dirigida por Graciano Gómez. Nuestro público descubre esta voz uruguaya en los tangos “Julián”, “Mama yo quiero un novio”, “La tigra” y por supuesto una nueva versión de “Maula”.
En pleno éxito a finales de 1957, se casó, y su esposo le prohibió que continuara con su carrera de cantante.
Desde 1958 hasta 2004, Nina Miranda volvió a ser Nelly Hunter, guardó sus fotos, sus orquestaciones y sus discos. Guardó su voz y sus recuerdos de cancionista exitosa y decidió, por amor, no pisar más un escenario.
Pero les dije que es una vida de ¡película!. A mediados de 2004, luego de una enfermedad de su esposo, y al quedarse sola, intenta volver a cantar. Lo hace y descubre que su voz estaba intacta, que sus ganas eran las mismas de siempre y que su público la estaba esperando.
En 2008, junto a Cecilia Orrillo la convocamos para integrar el espectáculo “El retorno de las cancionistas”, formando un trío con María de la Fuente y Elsa Rivas, con tres grandes presentaciones en los festivales de La Falda (Córdoba), Festival de Tango de Buenos Aires y el Teatro Cervantes con la Orquesta Juan de Dios Filiberto.
Desde finales del mismo año, Nina integra el elenco del Café de los Maestros, con quienes ya visitó Francia, Inglaterra, China y Brasil.
Grabó un disco, y lo tituló "Por la Vuelta", también como una premonición, porque su regreso está signado por el aplauso y el cariño del público. Gabriel Soria en Tango City com: por El tango y sus invitados.