martes, 6 de diciembre de 2011

Candombe

Candombe


CANDOMBE. 1. Manifestación coreográfica  de  contenido  dramático,   "pertenecíente al ciclo de las danzas pantomímicas profanas, creadas por los negros del Río de la Plata, en recuerdo de la coronación de los reyes congos, con imitación de la organización estatal blanca presentando,
desde el punto de vista religioso un leve sincretismo entre el fetichismo bantú y el culto católico a través de la imagen de San Benito", tal como lo define el eminente musicólogo Lauro Ayestarán. Perduró en el mismo, parte del ritual originario de África, en especial el "paso de candombe", los personajes y el tamboril, combinado a la influencia europea de la contradanza.  Configuró una expresión pública desde fines del siglo XVIII y se realizó hasta las proximidades de 1880 entre Navidad y Reyes. Conforme a las investigaciones del profesor Ayestarán, se estructuraba en seis episodios coreográficos encadenados con intervenciones de los "personajes" —santo, rey, reina, príncipe, gramillero, escobillero, músicos, hombres, mujeres y concurrencia—a saber:

1) cortejo; 2) formación de la calle; 3) ombligada; 4) cuplés; 5) rueda y 6) entrevero.
Su práctica se extinguió a medida que su ingenuo y puro contenido ancestral fue convirtiéndose en comercio con añadido de "brujerías", tráfico de drogas y gitanerías que muchos negros ejercieron para atraer el interés de los espectadores blancos.  A principios del siglo XX, perduraba únicamente, abreviado en su fisonomía original, como danza de apertura en las fiestas de inquilinato.  Desde 1880 en adelante, en Montevideo, conservando únicamente algunos "personajes" y el cuarteto de tamboriles —chico, repique, piano y bombo—, sobrevivió tenuemente en las comparsas carnavalescas. La medida de su influencia en la gestación del tango rioplatense —tantas veces manejada ésta sin el menor rigor conceptual— debe ser aún objeto de nuevas indagaciones. Es posible, sin embargo, adelantar algunas puntualizaciones a este respecto: a) la identidad de denominaciones entre la ceremonia negra —llamada, también, "tango" a principios del siglo XIX— y la especie musical, danza y canción rioplatense amanecida en las orillas y en los teatros populares de fines de esa misma centuria, no autoriza a la vinculación de sus respectivos contenidos musicales o coreográficos;  b) en modo alguno la gravitación de la danza negra atañe a la naturaleza melódica del tango: las escasísimas melodías de aquélla que se ha logrado recoger son de espíritu y de forma bien diversos;  c) ninguno de los instrumentos del candombe fueron heredados por los conjuntos de tango, continuación inequívoca éstos de modelos españoles;  d) sería factible por último, a título de hipótesis presumir que dicha influencia se hubiera materializado en el plano rítmico. Pero desde sus primeros documentos sonoros —discos y cilindros fonográficos— el tango criollo se afilia nítidamente a otras procedencias en las cuales —como en el caso de la habanera— si hay componentes negras, las mismas llegaron altamente estilizadas por sucesivos cruzamientos con la música popular europea, en especial española, por cuya vía preferentemente aparecieron en nuestra área cultural;  e) fue la del candombe una danza de eminente carácter colectivo, en tanto que el tango aportó a la historia de las danzas el rasgo exactamente opuesto.  No pocos cronistas finiseculares, irremediablemente desprovistos de la necesaria corroboración testimonial —el admirable Vicente Rossi, entre ellos— adjudicaron a bailarines y a bailarinas de color, decisiva participación en la génesis de la coreogra-fía del tango. No obstante, entre las primitivas figuras que se consolidaron luego como ley de maestría entre los bailarines, tales como las que aún es posible contemplarles a José Ovidio Bianquet, en las películas de cine o veteranos cultores del tango con corte, que las heredaron, ninguna hay que observe relación con el "paso del candombe"; f) muchos músicos de color dotados de sobresalientes aptitudes —Rosendo Mendizábal, Carlos Posadas, Joaquín Mora, Leopoldo Thompson— cultivaron el tango en sucesivas épocas, sin que en su creación—como ocurre en el jazz, por ejemplo— se alcance a advertir ni el más mínimo rasgo diferencial necesario para delimitar una actitud artística a la de los músicos blancos.
— 2. Se denomina así, desde fines de la década del treinta, a una variante de la milonga —generalmente con canto— que se ejecuta por lo general con orquesta típica con inclusión ocasional de un cuarteto de tamboriles, conforme a la iniciativa del compositor Pintín Castellanos y por los conjuntos lubolos que hacen su aparición en el carnaval montevideano. Se le llama, tam-
bién por ello, y de modo genérico "milonga-candombe", aunque su único enlace firme con el candombe es la división rítmica de 4/8 y el empleo de las lonjas. Son ejemplos: Baile de los Morenos de Gavioli, Azabache de Francini y Stamponi.
— 3. Se ha usado, asimismo, como sinónimo de canyengue, tanto en el plano de la interpreta-
ción orquestal, como en el de la coreografía del tango o en el de la manera de caminar característica del hombre de arrabal:

"Mi macho es ése que ves, ¡pinta brava! / de andar candombe y de mirar tristón. . ."
(De La Canción de la Mugre, de Carlos de la Púa).
Por Horacio Ferrer.