Sexteto Vale Tango durante una prueba de sonido en Holanda en 2007
El sexteto Vale Tango nació en 1999 como el cuarteto Vale 4, por iniciativa de su director, Andrés Linetzky. Desde entonces el grupo se afianzó como uno de los más representativos de la última generación de músicos, interpretando un repertorio de autores clásicos con matices originales. Sus integrantes reflexionan aquí sobre el género y sus circunstancias.
El sol ya se ocultó detrás de los edificios del microcentro. Ahora son las luces artificiales las que juegan con el agua de los dársenas, según puede apreciarse desde el ventanal de Madero Tango, el restaurant concert donde los Vale Tango actúan cuatro días a la semana. Allí nos reunimos con Humberto Ridolfi (primer violín), Federico Pereiro (primer bandoneón) y Andrés Linetzky (pianista, arreglador y director) para acercarnos el sentir del grupo. Completan la formación titular Nicolás Capsitksi (segundo bandoneón), Nicolás Zacarías (contrabajo) y la belga Ingeborg Kneut (segundo violín). En algunos temas se suma el cantor Esteban Riera.
¿Es difícil trabajar en equipo?
AL: Sí, pero es un aprendizaje diario, como en la vida. Con el tiempo se va generando un vínculo que se plasma también en la música. Trabajar en equipo es todavía más difícil en Buenos Aires porque para sobrevivir necesitás más de un trabajo. Es difícil coordinar los horarios y no estar cansado con tanta actividad. Por eso, a veces se generan roces para los cuales conviene tener paciencia.
HR: Yo estuve en muchos otros grupos y estoy muy contento. Hasta ahora no hubo momentos de tensión, tal vez por nuestras mentalidades y experiencias en otras orquestas.
FP: Andrés es el director pero cada vez que se surge algo nos consulta a todos.
AL: Cuando arrancamos yo venía de Tangata Rea, que se desmoronó por no tener una cabeza visible. Por eso, quise dirigir yo, medio autoritariamente pero con el tiempo...
Te hicieron un cacerolazo.
AL: No (sonríe), me fui dando cuenta de que para que algo funcione hay que trabajar en equipo. Trabajando solo contra el mundo en algún momento te cansás y no podés seguir. Necesitás de otras personas, pero a su vez para que las otras personas te den lo que pueden dar, tenés que darles el lugar.
¿Existe la originalidad?
AL: Cuando los pintores tienen que pintar una pared de rosa compran un balde de pintura blanca y un pomo de rojo. Van agregándole rojo al blanco, hasta lograr el color que buscan. Con la música pasa lo mismo. ¿Originalidad? Uno va tomando cosas de distintos lugares y digiriendo todo hasta formar algo original. Además, el sonido es siempre original por los instrumentistas, que tocan distinto a otros.
HR: Coincido.
FP: Nosotros terminamos siendo originales porque nuestros arreglos son propios. A él, por ejemplo, le gusta mucho Salgán, entonces sí o sí el oído se va solo, pero el arreglo que escribe no deja de ser original.
¿Cuál fue el gran aporte de Salgán?
AL: Yo creo que fue el punto máximo que alcanzó el tango. Sus arreglos son los más evolucionados. Tiene recursos técnicos muy elevados, típicos de la música clásica.
HR: Salgán exploró mucho dentro de los estilos de tango, buscando de cada instrumento los efectos como para que sonaran bien tangueros.
¿Por qué Pugliese tiene tantos seguidores entre los músicos jóvenes?
FP: Porque su orquesta suena con una especie de furia que la asemeja a un grupo de rock pesado. Intuyo que los jóvenes se acercan a su estilo por ese impulso como de ir siempre para adelante y que parece que van a romper los instrumentos.
HR: Algo similar le ocurre a los milongueros. Esperan hasta las 3 la tanda de Pugliese porque sienten la misma emoción que sentimos nosotros al tocarlo.
AL: Yo tengo otras hipótesis. Por un lado, la de Pugliese es una orquesta que hace mucho hincapié en lo sentimental y eso gusta mucho. Por otro lado, ese énfasis es lo más fácil de tocar cuando no hay muchos recursos técnicos. Es algo negativo, porque se caricaturiza el estilo. Cuando no podés pintar un cuadro, hacés una caricatura. La manera más fácil de tocar es poniendo caras.
FP: Y rompiendo bandoneones... (risas)
¿Cómo se puede seguir formando un músico después del Conservatorio?
HR: Escuchar a otros grupos incentiva mucho. También tomamos cursos y seminarios de perfeccionamiento.
FP: Adhiero y agrego: el instrumento más característico, el bandoneón, es relativamente nuevo, por lo que no se puede estudiar con el sostén teórico de otros. Creo que se aprende mucho viendo a los grandes músicos vivos.
¿Qué opinan del tango electrónico?
AL: Yo tuve un par de buenas experiencias en ese campo. Siempre pienso de qué manera el tango podría volver a ser masivo y pienso que conviene no descartar las herramientas y lenguajes musicales típicos de esta época. Pero me parece que hay que darle una vuelta de tuerca más a lo que se hizo hasta ahora.
FP: Yo grabé para el primer disco de Bajofondo Tango Club. Cuando está hecho seriamente, el tango electrónico no tiene nada de malo y acerca muchos jóvenes.
¿Qué proyectos manejan para lo inmediato?
AL: El 14 de octubre tocamos en un ciclo de Clarín con Leopoldo Federico y Raúl Garello. Por otro lado, seguiremos presentando el último disco y actuando en Madero Tango con Noelia Moncada como cantante invitada.
¿Cómo les gustaría que recuerden a Vale Tango en el futuro?
HR: Como gente que apreció mucho el género, manteniendo su tradición.
FP: Como un grupo bien profesional.
AL: Como a un grupo que dejó una huella y que ayudó a revivir al tango.
Melodías de arrabal
El último disco de Vale Tango está integrado en su totalidad por composiciones de Agustín Bardi, pianista de la Guardia Vieja considerado por los expertos como un exquisito melodista. El compositor de Gallo ciego, Tinta verde y Nunca tuvo novio (entre muchos otros) es homenajeado así en Bardi, editado por EPSA en mayo último. Cuenta Linetzky: “Es un músico que siempre me llamó la atención. A pesar de no ser tan famoso como otros, Bardi es uno de los compositores más grabados, según SADAIC. Nunca formó su propia orquesta porque sentía que dedicarse más profesionalmente a la música lo alejaría de su familia”.
El disco incluye 2 temas inéditos: el vals Un baile en la embajada y el tango Siempre los dos, con letra de Enrique Cadícamo. “Yo me contacté con la familia de Bardi, que nos ayudó mucho –cuenta Andrés–. Su nieto me mandó más de 100 partituras. Las toqué una por una y cada vez que terminaba me decía: ‘Esta tiene que ir sí o sí porque está buenísima’ y así con todas... Fue muy difícil elegir”. –C.B.
Bonus tracks
Aunque fuera de programa, otros dos integrantes de Vale Tango quisieron intervenir en la charla. Kneut, para opinar: “Para el violín sí es necesaria una formación de conservatorio, más allá del género. En Europa hay mucha gente que cree que puede tocar tango así nomás, pero hay que estudiarlo en serio porque es un género muy difícil. Por suerte, en Holanda pude tomar un curso de tango de 6 años que dirige Gustavo Beytelmann. Eso sirve, pero no alcanza. Por eso, me vine hace un año y medio para tocar en la Orquesta Escuela y en otros grupos argentinos”.
Por su parte, Capsitski razonó: ”Los mejores profesores están grabados y muchos de ellos ni siquiera estudiaron de una manera orgánica. El tango no es una música académica y si pierde su raigambre popular, se muere. Además, hay muchas cosas que no están escritas. En tango, lo que no entra por el oído no entra por ningún lado”. –C.B.
Reportaje realizado por El Tangauta. Editado por El tango y sus invitados