Héctor Cabrera a la derecha
Héctor Cabrera: (Nombre de familia Héctor José Cabrera Medina) fue un talentoso y creativo vocalista venezolano, nacido en la popular barriada de Monte Piedad, Caracas, Venezuela, el 13 de febrero de 1932, hijo de Pedro Pablo Cabrera Dumas y Olimpia Medina, oriundos de los estados Trujillo y Aragua, respectivamente.
Héctor Cabrera recibió su primer impulso musical gracias a la iniciativa de Juan Martín de Armas personaje de grata recordación que impartía lecciones de canto en el Centro Canario de Venezuela, ubicado en el popular sector de La Candelaria.
Satisfecha esta primera etapa en su nueva actividad como cantante, en 1947, participa en el programa “El Tribunal del Arte Nacional”, con el acompañamiento del novel pianista carabobeño Aldemaro Romero, quien con el correr de los tiempos, se transformaría en el más sobresaliente músico venezolano de la segunda mitad del Siglo XX en Venezuela.
Su lanzamiento profesional ocurrió en 1949, cuando debuta como solista a través de la popular estación sonora Radiodifusora Venezuela, con el acompañamiento de los profesores Gerver Hernández y Simón Álvarez. Después, actúa con profesional desenvoltura en los más populares programas radiales de la época como “La Caravana Camel”", “Desfile Chesterfield” y “Fiesta Fabulosa”, programas de entretenimiento musical que contaban con la entendida dirección de Luis María Frómeta. Pereira “El maestro Billo”.
Además de cantante, Héctor Cabrera fue un despuntado comunicador social, actor de cine y televisión y, un sobresaliente animador de espectáculos televisivos.
Unido al productor Clemente Robaina, inspirador del conjunto “Los Juancheros”, que estuvo patrocinado por las novedosas empresa Polar, inicia una triunfante carrera artística, que le lleva a participar de innumerables presentaciones radiales y personales por toda la geografía venezolana, consagrándose como un inspirado y versátil intérprete de la música criolla, en su estilo romántico, de quien fue su máximo exponente en la décadas de los 50s, 60s y 70s del pasado siglo XX.
Sus primeros registros sonoros datan de 1951, prensados con el acompañamiento de los “Juancheros” de Clemente Robaina.
Mario Suárez, acreditado intérprete melódico de Venezuela, le lleva y apadrina al conjunto criollo “Los Torrealberos”, donde registra su primer gran éxito discográfico: “Rosario”, tema musical que marcaría la cadena interminable de éxitos de Héctor Cabrera. La autoría de este tema corresponde en letra y música a Ernesto Luis Rodríguez y Juan Vicente Torrealba.
En posesión de un buen cartel, Héctor Cabrera realiza en 1958, sus primeras giras al exterior que le llevan a Puerto Rico y Colombia. Cuando retorna a Venezuela, ingresa como vocalista a “Los Torrealberos”, conjunto formado y dirigido por Juan Vicente Torrealba, donde deja para la posteridad una fajina de inolvidables canciones que le permiten perdurar a través de los tiempos en la memoria, en el cariño y en la admiración de todas las generaciones de los venezolanos que siempre le consideraremos como un genuino e inspirado intérprete de la canción, en sus más variadas manifestaciones.
En 1960, el empresario discográfico José Pagés promotor del sello discográfico “Velvet”, lo presenta en Cuba. Aquí registra la polka paraguaya “El pájaro chogüí”, cuya autoría corresponde al autor argentino Guillermo Edmundo Breer, conocido internacionalmenmte como “el Indio Pitagua” que, el año anterior, había sido éxito en Venezuela en la voz de Néstor Zavarce. Gracias a sus triunfos en Cuba, la gira se extiende a México, Estados Unidos y a varios países de Europa.
Podemos enfatizar que los 60s constituyeron años de superación profesional para Héctor Cabrera. Sus temas se escuchaban constantemente por todas las radioemisoras de Venezuela, Colombia, República Dominicana, Puerto Rico, Argentina, Perú, Chile, Ecuador y muchos países europeos. “Rosario”, su primer gran éxito, “Las bellas noches de Maiquetía”, “Amalia”, “Maracaibo en la noche”, “Cantos de mi tierra”, “Dama antañona”, “Venezuela habla cantando”, “El pájaro chogüí”, “Tierruca”, “Enamorado”, “Caraqueñita”, “Secretos de amor”, “Recuerdos de Paris”, “Mercedes”, “Las perlas en tu boca”, “La quiero porque la quiero”, “Me robaron mi luna”, “Tu desdén”. “Cariño mío”, “Mercedes”, “Guajira”, “Soneto”, “Vieja botella de vino”, “Ave de paso”, “Cantor de oficio”, “El caney”, “Se quedó triste”, “Soneto 93”, “Matilde”, “Calle del encuentro”, “Desde que te marchaste”, “Jamás”, “Junto a mi guitarra”, “Déjame llorar”, “Amor con amor se paga”, “Amor desesperado”, “Por un beso de tu boca”, “Devuélveme mi corazón”, “Te juré mi amor”, “Pueblos de gesto antiguo” y las canciones de siempre de Juan Vicente Torrealba: “Campesina”, “Isabel”, “Romance del caney”, “Por el camino real”, “Muchachita sabanera” y “Cuando no se de ti”, de José Enrique Sarabia, accedieron a los corazones y sentimientos de muchos venezolanos identificados con el artista que, expresaba, con una bien modulada voz, las esperanzas del pueblo. De un pueblo sencillo, sin complicación, que se identifica espiritualmente con sus artistas para vivir sus propios sueños.
Sus actuaciones en la televisión como animador, cantante o actor de radionovelas le acercaron más a la gente, quienes tras la huella del artista le siguieron por todos sus senderos. Avecindado en Bueno Aires, por gestiones de Aldo Fabré, aquí, también hizo sentir su calidad como artista y su profunda vocación americanista. Participa en el IV Festival de la Canción de Buenos Aires, triunfando con la creación del autor Jean Franco Pagliaro: “Las cosas que me alejan de ti”.
De regreso a la patria, hace dúo con la vocalista Mirtha Pérez, entregando a sus admiradores la canción “Acompáñame”, éxito discográfico de la temporada, inolvidable por la calidad vocal e interpretación musical de estos conquistadores de multitudes...
Vuelve a Argentina, donde se residencia, y convive, por muchos años con el pueblo argentino. Aquí, incursiona como cantor de tangos. El pueblo, retorna al pasado, haciéndose la ilusión que Carlos Gardel, el “morocho del abasto”, ha vuelto de la voz de Héctor Cabrera. Aún se escucha, en el trasnocho bonaerense “La Cumparsita”, el mítico tango de origen uruguayo tan bien interpretado en 1927 por Gardel y, ahora, por el artista venezolano.
Héctor Cabrera hizo gala de sus extraordinarias dotes como animador, y su destreza, quedó plasmada en el programa televisivo que produjo y animó a través del Canal 9 de la Televisión argentina.
En México, Colombia y Puerto Rico, hizo cine, con sobresalientes actuaciones en los films “Canta mi Corazón”, junto a la estelarísima Libertad Lamarque, “Cucurrucucú Paloma”, al lado del tenor de la Américas Pedro Vargas, “Las Hijas de Elena” y “El Pícaro Amador”, entre otras.
Radicado nuevamente en Venezuela participa en compañía de Mirla Castellanos, Mayra Martí, Rudy Hernández, Rosa Virginia Chacín, Maria Teresa Chacín, Estelita del Llano, Miriam Tamayo, Nancy Ramos, Mireya Delgado, Zurama Velásquez, Héctor Cabrera, Felipe Pirela, Miguel Itriago, Henry Stephen, Luis D’Ubaldo, Oswaldo Morales, Gimeno, Armando Biart, Emilio Arvelo, Alfredo Sadel, José Luis Rodríguez, Carlos Moreán, Luis Enrique, Ernesto Castillo, Héctor Murga, en el I Festival de la Voz de Oro de Venezuela”, celebrado del 10 al 19 de enero de 1969, en la crepuscular ciudad de Barquisimeto, obteniendo el primer premio con el tema “Rosario”, cuya autoría es de Juan Vicente Torrealba y Ernesto Luís Rodríguez. Asimismo, alcanzó el Primer lugar en el Festival de la Canción Venezolana celebrado en Caracas, el IV Festival Buenos Aires de la Canción de 1970, el Festival de la Canción Polaca, adjucicándose el Primer lugar del Festival del Folclore celebrado en la población de Villavicencio, en los llanos de Colombia.
La discografía de Héctor Cabrera está contenida en más de un millar de registros sonoros, incluidos en los catálogos de los sellos discográficos Velvet, Sonus, RCA Victor, Music Hall, Discorona, Basf, Discomoda, Suramericana del Disco y Manoca, entre otros.
De carácter difícil, a pesar de su aparente natural cordialidad, Héctor Cabrera en su intimidad fue un ser taciturno, replegado sobre sí mismo. Esta condición de su carácter, lo define el profesor Carlos Torres Parentti, quien fue su amigo y le conoció desde sus inicios artísticos de la siguiente manera: “Héctor Cabrera fue un personaje muy especial y en numerosas ocasiones le trajo disgustos con sus mejores amigos, pero luego recapacitaba y con un abrazo cordial volvía a ser el mismo. El ejemplo más especial fue su enemistad con Alfredo Sadel, por rivalidad de su profesión, pero que al final los unió con mayor fuerza.”
Durante sus últimos años de vida, Héctor Cabrera se alejó del ejercicio de la profesión que tanto éxito le deparó en su existencia. En muchas oportunidades, en razón a su alejamiento del medio artístico, se le dio por fallecido, incluso, afirma Carlos Torres Parentti, en su interesante obra titulada “Anecdotas, Sostenidas y Demoladas”, publicado en mayo de 2006 lo siguiente: “en Barquisimeto, un conocido locutor hizo un programa especial en su honor, después de haber dado la noticia de su muerte”.
Por último, el 8 de junio de 2003, después de padecer una larga y complicada afección, dejó de existir en Caracas, al lado de Xiomara, su esposa, a la edad de 71 años. Por la Dra: Egly Colina Marín
Ediccion y compaginacion por El Tango y sus invitados.