Alberto Bianco en el Viejo Almacen
Alberto Bianco y Virginia Luque
Entrevista realizada por Mirta Quiles a Alberto Bianco en ospace
El tango, como toda manifestación artística tiene historias que lo definen. Que nació en los barrios bajos, o arrabales, que hasta bien entrado el siglo estaba sólo en manos de hombres, y muchas otras que cubrirían varias hojas de escritura.
Pero, como ya dijimos, es historia. ¿Y en la actualidad?. ¿Quienes escriben el día a día de esas canciones que, conmueven por igual a jóvenes y a maduritos? Quizás esta charla con un consagrado cantante de tangos, permita responder, más no sea en parte, alguna de estas preguntas.
De aspecto juvenil, aunque bordee los cuarenta, Alberto Bianco es un apasionado de su profesión. Cuando comienza a hablar de sus experiencias artísticas, las palabras parecen brotar, no sólo de sus labios, sino también de sus ojos, unos almendrados ojos negros que dicen mucho más que sus dichos.
“Yo no sabia que cantaba hasta que empecé a cantar. Esto es todo casualidad”, comienza su relato. “Nunca estudié canto, pero todo empezó cuando tenía trece años, y me decidí a ir a conocer a mi ídolo, Alberto Morán. Un día, me vine desde Tigre, donde vivía, y fui a la tanguería de Alvarez Jonte y Boyacá,- La Paternal- a verlo cantar. Y desde ese momento, fui todos los sábados siguientes, hasta que me llevaron en cana por menor”.
Intercedió el dueño del lugar ante la policía, y lo dejaron libre. Pero este hecho no venció sus ganas, y el fin de semana siguiente, lo encontró en la tanguería. Ya conocido por todos, comenzó a formar parte de los asistentes como uno más, pese a su corta edad.
“Todavía no cantaba. Pero un día, hablando con Alfredo De Angelis le dije que me gustaba cantar, y me recomendó una profesora de canto, Mabel Moreno. Fui 10 días, y debuté en el Farol, en Jonte y Terrero, el 2 de octubre, hace ya 27 años”.
¿Pero como es que sin haber cantado nunca, debutaste tan rápido?
Faltaba un cantor, me preguntaron si me animaba, y fui. De inconciente nomás. Tenía trece años…Llegué, me preguntaron como me llamaba, Luis Alberto Carruli, contesté, y me dijeron: No, con ese nombre no. Me pusieron otro, y debuté. Y nunca más dejé de cantar.
¿Eras muy chico. Tus padres que decían?
Nada, porque no sabían nada. Incluso ni yo sabía que podía cantar. Un día, los invité a comer a mis viejos, a donde yo cantaba. El presentador anuncia mi nombre –artístico, por supuesto-, y me ven aparecer a mi. Mi viejo no entendía nada. Seguramente lo hice de inconciente, de caradura”.
Pero por lo que puede verse, su inconciencia o caradurez de chico, dieron buenos resultados, ya que se presentó en el concurso de voces del recordado “Grandes valores del tango”-en el cual salió 2º-, y de allí Ernesto Franco, lo llevó a “ Los grandes del compás”. En ese momento, Walter Gutierrez se había ido de la orquesta, y lo llamaron. Tenía sólo 14 años. “Grandes valores” primero, y siempre casi. Pero a los 18 años, me llama Mariano Mores, con quien estuve cuatro años haciendo giras por todo el mundo.
Cuando me fui de la orquesta de Mariano, empecé a estar siempre en “Grandes valores”. Pero eso no impidió que viajara. Por ejemplo, a Japón fui doce veces: con el Sexteto Tango, con Colángelo, con los Indios Tacunau, con Pipi Piazzola, con la Orquesta Típica de Tokio, con la Orquesta de los Lázzari, con la de Canaro, con Carlos Bono. Pero también, en ese interín, tuve el orgullo de trabajar con Osvaldo Piro, mucho tiempo. Con él estuve en el Teatro Cervantes, ya que era el cantante oficial de su quinteto.
También estuve dos años con Julio Bocca, en el “Bocca tango”. Primero en el Maipo, y después en Europa. Con Atilio Stampone, estuve también, cinco años trabajando en giras. Hay mucho currículum y también mucha cararrotez. Si hubiese estudiado hubiese tenido una carrera diferente, pero la facilidad me dio vagancia. He tenido mucha suerte, si me quejara seria un ingrato”.
En tu opinión, ¿los jóvenes se acercan hoy más la tango?
Mirá, yo soy mas histriónico que serio, soy desestructurado, no me gusta el moño y el smoking. Y eso es lo que tiene el tango. Nadie le cree el smoking a un cantante de tangos de 20 años. Para acercarse a la gente joven, hay que desestructurarse. Nosotros mismos nos desenganchamos de los jóvenes, con esa actitud. Y hay gente joven en la renovación, pero, ¿dónde los vas a encontrar?.
Sin embargo, hay un canal de cable y una radio FM destinados al público de tango ...
La televisión y la radio, pasan tangos antiguos. Y es comprensible que la gente de 60 ó 70 años quieran escucharlos, pero poné también lo nuevo, porque si no se genera algo nuevo, se muere. Tienen que convivir los tangos e interpretes del 20 del 30 con los de ahora. Que pasen música de las orquestas o los cantantes que viven, porque si un pibe quiere conocer a D´Arienzo, tiene que ir a Chacarita. Pasá a los solitas que están vivos, que los pueden ir a ver.
Sin embargo, hace ya tiempo que el tango es moda entre los extranjeros ...
Cuando se hizo moda en Europa, acá no era moda. En realidad no es moda ni ahora. Fijate que, cuando los turistas quieren tango, los llevan a los lugares for export. Ellos mueren por el tango, pero la consumición del tango del extranjero, es como la del jazz acá, sólo que ellos tienen mayor poder adquisitivo y pueden disfrutarlo.
Pero volviendo a los jóvenes, creo que la historia es trascender lo tanguero, como Raúl Lavié, Rubén Juárez, Guillermo Fernández. Es un paso complicado, pero es la única manera de hacerse conocido.
Y parece ir en camino, ya que además de su frondoso currículo, Alberto hoy canta en el espectáculo que Moria Casán y Nito Artaza tienen en calle Corrientes, vuelve a Japón – en el mes de octubre- con la orquesta de Canaro, que dirige Jorge Dragone, junto con la hija del mismo Canaro, y a su vuelta lo espera “La Ventana”, reducto oficial de tangueros, como cantante oficial de la casa.
Casualidad o artífice de su propio destino, este talentoso cantante, ha roto más de una barrera que limita al género tanguero. ¿Obra de la magia de su voz o de nuevos tiempos que se avecinan?
Editado y compaginado por el Tango y sus invitados