Zully Goldfarb (una de las principales interpretes del tango en Yiddish)
El tango surgió en Buenos Aires y Montevideo desde 1880 y fue desarrollado por inmigrantes españoles, italianos, franceses, judíos, turcos y africanos. Se inició en el submundo de la prostitución, que crecía en urbes pobladas por inmigrantes masculinos.
La nostalgia es su coincidencia con la canción folklórica. Hacia los años 1930 los músicos judíos argentinos compartían un mismo espacio con sus colegas gentiles y muchos se convirtieron en prominentes tangueros. Las canciones y la escena atrajo a lo más representativo del teatro idish de Estados Unidos y Europa.
El cantante Benzion Witler visitaba frecuentemente la Argentina e integró su repertorio con tangos propios y de otros autores. Abraham Szewatch, con el seudónimo de Abraham Lolbsinger, compuso varios tangos junto a Jeremías Ciganeri. Los cantantes argentinos contribuyeron alrededor de 1910 al éxito del tango en París, Berlín y Londres. El Hotel Savoy de Londres organizaba cenas-gala de tango, y las damas de la sociedad parisina disfrutaban de las clases dictadas por profesores argentinos vestidas de naranja, considerado el color apropiado para el tango. Entre sus intérpretes en Europa había también judíos argentinos como el director Bernardo Alemany, el bandoneonista Jose Schumajer y el cantante Juan Carlos Cohan, de la Orquesta Bachicha. Berlín y Viena recibían a conjuntos porteños y el tango llegó a través de la radio y por grabaciones a Polonia. En 1919 Karol Hanusz entonaba El último tango en un cabaret de Varsovia, con música de E. Deloire. Poco después aparecieron Adiós muchachos en polaco y El choclo en ruso. En 1926, los hermanos Henryk y Artur Gold fundaron una orquesta con Jerzy Petersburski (pianista y compositor) en los cabarets de moda de Varsovia. Peterburski se había formado en Viena y en la Argentina. Escribió valses y tangos, entre ellos Tango milonga, en 1928. Otros autores fueron Zygmund Bialostocki y Oskar Strok quien ecribía para el cantante Pjort Leschenko (un ruso no judío) con algunas letras en idish.
El tango era popular en Europa hacia la Segunda Guerra Mundial durante la que se cantaba y bailaba en los guetos y entre los prisioneros judíos. En Auschwitz, Terezin, Mauthausen, Dachau y Buchenwald se formaron orquestas, las Lagernkapellen, en la que los aficionados se hacían oír junto a músicos profesionales. Leon Weliczer Wells dejó su testimonio: “…tenemos una orquesta de dieciséis miembros, todos prisioneros.. con algunas personalidades reconocidas del mundo musical, toca siempre que vamos o venimos de trabajar o cuando llevan a un grupo para fusilarlo… a muchos de nosotros, se nos dedicará algún día el Tango de la muerte, como lo llamamos…”.
Otra referencia al Tango de la muerte conduce a Plegaria de Eduardo Bianco (1892-1959). Nacido en Buenos Aires, se consideraba uno de los músicos exitosos en Europa. En Francia en 1923 dirigió varias orquestas típicas entre ellas la Orquesta Bachicha con la que se presentó en España, Francia, Rusia, los Estados Unidos y Medio Oriente. Plegaria, dedicado al Rey Alfonso XIII fue compuesto en 1929 y fue grabado por Celia Gámez en Barcelona. Bianco lo interpretó ante Hitler y Goebbels diez años después.
En 1929, Wladyslaw Danm popularizó Plegaria que tocaban las Lagernkapellen durante las matanzas. Otros tangos y canciones en idish sobrevivieron a sus creadores merced al libro Lider fun di guetos un lagern (Canciones de los guetos y campos de concentración) de Shmerke Kaczerginsky, publicado en Nueva York en 1948.
Mientras en algunos países conservaban la melancolía del tango, en otros se destacaba su ritmo, astucia y rebeldía. En los Estados Unidos se vinculó con el latin lover encarnado por Rodolfo Valentino, en películas de la década del ’20. En la posguerra, algunos tangos se tradujeron al hebreo en Israel.
Fuente Lloica Czackis
Editado y compaginado por El tango y sus invitados